1 may 2013

Mi fan fic de "Dando la nota". Parte 6



Y llegó la noche del viernes. Al llegar allí, enseguida vi a mi grupo y me acerqué:

-¡Hola!
-¡Hola! Bien, pues ya estamos todas –dijo Aubrey.

Un minuto después, un chico de otro grupo a cappella puso música dance bastante alto, y enseguida la gente empezó a emocionar. Para cuando quise darme cuenta, todos tenían un vaso rojo de plástico con bebida, así que cogí uno para mí también.

-¡Qué guay! No sabía la cantidad de grupos que había –dijo Amy mirando alrededor.
-Pues yo igual –respondí.
-Sí, pero recordad: estamos en una fiesta con el enemigo –respondió Aubrey, en un tono siniestro.
-¡Oh, vamos déjalo ya! ¡Hoy estamos aquí para divertirnos! –dijo Stacie.
-Vamos, que acaba de llegar y ya está rastreando a su próxima presa –respondió Cynthia.
-No es verdad –respondió la morena.
-Como si lo llevaras escrito en la cara, pero oye, a mí me da igual –Cynthia se acercó a Amy y a mí –total, aunque no la puedo tocar, puedo mirar igualmente.
-No cambias –respondimos Amy y yo al unísono.
-¿Y acaso a ti no te pasa igual?
-¿Qué?
-Beca, no hace falta hacerte la tonta.
-Eso, que se te ve el plumero –respondió Amy, lo cual me pilló por sorpresa.
-¿Tú también piensas igual que Cynthia? ¿Ya te ha convencido?
-¡Pero si se nota! Bueno, sólo nosotras nos hemos dado cuenta. Y con lo que hablasteis Chloe y tú en el baño, pues…
-¡Eso eran tonterías de Cynthia! –Digo, y doy un sorbo a mi vaso–. ¡Ay, es vodka limón! –sonrío.
-¡Y encima eres una borrachilla! Pues ya sabes, ofrécele vodka a Chloe, que seguro que te funciona.
-¡Ni soy una borracha ni la tengo por qué dar nada porque no tengo por qué hacer nada que tenga que ver con ella! –digo, alterada.
-¡Calma! Pues hale, sigue bebiendo, ya veremos si al final de la noche no acabáis juntas –responde Cynthia, y bebe.
-¡Uuuooooh! –suelta alguien, nos giramos y resulta que hay como cinco personas tirándose rodando por la hierba por una cuesta.
-¿Qué estamos, en primaria? –suelto, con una mirada de dedén.
-Ya te digo, qué… infantil, qué… gente más… -dice Amy–. ¡Chicos esperad que vooooy! –Amy pega un último y largo trago a su bebida y deja el vaso en el césped, y se va corriendo hacia el grupo de gente que está haciendo esa especie de carrera a lo croqueta humana.
-La hemos perdido –dice Cynthia, haciendo un gesto negativo con la cabeza.

Una hora y tres vodkas después, seguimos riendo, bailando y… bebiendo. Me noto más suelta y observo a lo lejos a Aubrey y a Chloe riéndose y hablando.
-¿Dónde estará Stacie? –pregunta Cynthia.
-¿Es necesario responder a eso? –respondo, sonriendo.
-¿Es necesario decirte que llevas media hora mirando a Chloe? –dice, riéndose un poco.
-¿Qué? ¡No!
-Ni con alcohol encima hay forma de que digas lo que piensas de verdad. ¡Qué tía!
-Tampoco es que me haya tirado toda la noche mirándola, ¿sabes? Y en lo que llevamos de fiesta no hemos hablado.
-Pues ahora que no tiene vaso yo que tú aprovecharía para acercarme.
-Mmm… ¡qué coño, pues claro que sí! –respondo, con un valor repentino, efecto del vodka–. Agarro un vaso nuevo y lo lleno de bebida, y me acerco con paso triunfal y sonriente hacia ambas.
-¡Ey! –saludo.
-Otra que viene pedo –dice Aubrey–. Si serás borracha, que te estás bebiendo dos vasos de alcohol en vez de uno –hace un gesto de desaprobación.
-Primero: no estoy borracha. Segundo: es para Chloe –digo, y se lo ofrezco.
-Gracias. Creo que hace una hora que no bebo nada.
-Porque soy una buena influencia y no dejo que te eches a perder –dice Aubrey–. A diferencia de otras que se habrán bebido seis vodkas.
-¡No es verdad, sólo tres!
-¡Ah! ¿Y eso es mejor? Lo que no sé es cómo no estás por el suelo. Es de garrafón.
-Pues estoy estupendamente.
-La verdad es que sí lo parece –responde Chloe, sonriendo.
-Porque lo es. ¡Pregúntame la raíz cuadrada de 49! –exclamo, ante la atónita mirada de ambas.
-¿Cuál es? –pregunta Chloe, siguiéndome el juego.
-¡7!

Aubrey hace un facepalm y pone los ojos en blanco.
-Eso no demuestra nada.
-Entonces lo demuestra que no esté hablando raro, ni haciendo tonterías.
-Bueno… ya veremos si no las haces dentro de un rato –responde la rubia, cruzándose de brazos.
-Aubrey, coge un vaso y relaja la raja, maja –respondo, y Chloe se empieza a reír sin parar.
-¿Cómo has dicho? –responde Aubrey atónita–. Que conste que ésta te la paso porque no estás sobria.
-¿Sabéis que Amy se ha ido a hacer la croqueta con aquéllos de ahí?
-¿Qué? ¡Como niños pequeños, qué vergüenza! –dice Aubrey.
-Yo quiero verlo –dice Chloe.
-Pues vamos –digo, la cojo de la mano y tiro de ella. Veo que Cynthia lo ha visto y hace un gesto con los dos pulgares arriba y una enorme sonrisa.
-¡Soy una chungaaaa! –exclama Amy, y va rodando cerca de uno de los participantes, al que alcanza y gana.
-¡Amy, Amy, Amy! –corea el grupo, y la vitorean.
-Gracias, gente. ¿Algún rival digno por aquí?
-¡Yo! –digo, para mi sorpresa.
-¡Pues vamos allá! –dice Amy, haciendo un gesto con la mano.
Tres personas más se apuntan a la ronda, y veo que ahora hay más gente mirando.

-¡Decid vuestro grito de guerra! –dice quien lleva la cuenta.
-¿Hay que tener un grito de guerra? –pregunto.
-¡Pues claro, llevamos gritando toda la noche! –Responde Amy–. Por eso algunos me llaman la chunga, me ha gustado ése.
-Ja, ja, vale –respondo, y miro a Chloe –va por ti –la digo, y ella sonríe con curiosidad.
-¡A la de tres! ¡Una, dos…!
-¡Soy una chungaaa! –grita Amy.
-¡Ritmo rakatangaaaaa! –grito yo, por la canción que me enseñó Chloe, y la veo reírse, y a todos.
-¡Tres!

Empezamos a rodar, el chico de mi derecha iba más veloz, pero al final le alcanzo y no sé si he quedado segunda o primera, porque Amy también baja con mucha velocidad.

-¡Esa Beca, esa Beca eh, oé! –oigo a la gente.
-¿He ganado? –pregunto mientras subimos.
-¡Totalmente! ¡No había visto a nadie rodar tan rápido desde el correcaminos!
-¿Rakatanga, en serio? –pregunta Cynthia.
-Es de una canción que me dijo Chloe.
-Aaah va. Así que ya tenéis vuestra propia jerga y todo, ¿eh, pillina? –dice, dándome con el codo.
-Eeh…
-¡Ha sido genial, qué rápida eres! –dice Chloe, y me pone un mechón de pelo en su sitio.
-Gracias.
-Y has conseguido decir bien la frase.
-Es verdad, porque tú me lo enseñaste, serás buena profesora.
-¡Qué va, qué tonterías dices! –me da en el brazo y se sonroja.
-Es verdad.
-Nah… bueno, en fin. Oye, quería decirte –se acerca más a mí, y me toma de ambas manos, y después me mira fijamente –Beca, sé que lo del otro día te molestó, pero…
-¿Cuál?
-Lo de no respetar tu espacio en la ducha, ya sabes –carraspea.
-Ah, eso. No pasa nada, ya sé que no fue a mala intención.
-Vale, pues… y quería decirte, que –se acerca mucho, y cuando digo mucho, me refiero a que la tengo  dos centímetros de mi cara. Noto a mi corazón latir a mil por hora, y estoy rígida, sin poder moverme, mirando esos ojazos azules.
-Beca… -se acerca más.
-¡Chloe, por fin! –dice una voz masculina. Es… el tarugo de siempre, y la toma del hombro y la da la vuelta, y la planta un beso en todos los morros, mientras yo estoy asimilando los segundos anteriores.

-Ryan, ahora no es un buen momento –dice Chloe.
-¿Por qué? Me has estado esquivando toda la noche, primero estuviste con la rubia y ahora con ésta. No hace falta que estés tanto tiempo con tus amigas, ellas entienden que tienes que estar con tu novio. A ésta seguro que no la importa –dice, y me mira directamente a mí con una sonrisa que no me gusta nada.
-¡Pues sí me importa, pedazo de imbécil! –Respondo, furiosa.
-¿Perdón? –dice, sorprendido.
-¿Qué derecho tienes tú a decirla lo que puede o no puede hacer?
-Beca, no pasa nada, no me está…
-¡Claro que sí! ¡Pero tú haz lo que él diga, total, qué importarán los demás mientras él consiga lo que quiere! –exclamo, arrugo mi vaso vacío con una mano con fuerza y lo lanzo furiosamente al suelo, dándome la vuelta.
-¿Y a ésta qué coño la pasa?
-No lo sé… ¡Beca! –Chloe iba a ir detrás de ella, pero Ryan no la dejó, pues la agarró del brazo fuertemente y se lo impidió.
-Tú y yo tenemos que hablar –dijo.
-¡Beca! –exclamaron Cynthia y Amy.
-¿Qué pasa? No tengo ganas de hablar con nadie.
-¿Qué ha ocurrido? Os hemos visto a ti y al novio de Chloe discutir –dice Amy.
-Ese pedazo de cabrón… ni me lo mencionéis –me tenso más.
-¿Qué ha hecho o dicho? –pregunta Amy.
-Yo sé qué ha pasado, lo he visto desde el principio –responde Cynthia –. La verdad es que sí que es un imbécil, pero es con él con quien Chloe está saliendo, tú estás a un nivel inferior, por así decirlo, no te lo tomes a mal.
-¡Eso es lo que me revienta! ¡Que yo no seré nunca suficiente para ella, mientras que ese pedazo de subnormal está besándola delante de mis narices!
-Y ella… parecía que ella iba a… dice Cynthia.
-Pues yo también lo creo –respondo–. ¡Pero ha tenido que venir él a joderlo todo!
-¡Entonces te has dado cuenta de que sí que le gustas! –exclama Cynthia, interrumpiéndome el paso.
-Igual era el alcohol –respondo, parándome.
-¡No, el alcohol la ha empujado a hacer algo que estaba reprimiendo! ¡Te lo dije!
-Sí, te lo dijo –responde Amy, asintiendo.
-¿Y por qué está con él? –pregunto–. Si él no la gusta, si ella realmente sintiese algo por mí, entonces…
-Tal vez se sienta insegura, no sabe que tú estás coladita por ella –dice Cynthia.
-Tía, se lo tienes que decir –responde Amy–. ¿Qué mejor momento que hoy? Así, si ella por alguna remota razón te dijese que ella no siente nada, pues mañana la dices que estabas bajo los efectos de los cinco vodkas que te has tomado.
-Cuatro, acabo de beberme cuatro.
-Bueeeno, vodka arriba, vodka abajo… y si son más es más creíble.
-Pues me gustaría decírselo, pero no puedo si sigue con él.
-¿Y si nosotras le distraemos con preguntas sobre su equipo de fútbol? –sugiere Amy.
-Así la tienes toda para ti y le sueltas todo, que estás embobada cuando la ves, que no puedes ni estudiar por no dejar de pensar en ella y en su trasero –dice Cynthia.
-¡Pero serás…! ¿Cómo que estudiar, si hasta ahora no he ido nada más que un día a clase?
-¿Eso es con lo que te has quedado? ¡Anda, ve a por ella, corre! –dice Cynthia, empujándome.
-Está bien –respondo, y ando con paso firme hacia la multitud, buscando a Chloe, hasta que...

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