20 abr 2013

Mi fan fic de "Dando la nota". Parte 1

¡Hola, gente! Hoy voy a empezar a publicar un fan fic que ya adelanté en mi anterior post. Es sobre la peli Dando la nota. Ya que en la peli nos dejaron con las ganas de una relación entre Beca y Chloe, pues aquí está una servidora para hacerla real. Que ya les vale. Iré poniendo los capítulos según los vaya escribiendo, y no, no voy a estar un mes sin escribir nada, porque suelo escribir cada noche. 

Espero que os guste ^^

Más allá de las notas



Por fin ha llegado el día. Estaba deseándolo. El día en que me independizaría, sin padres, sin preocupaciones que no fuesen yo, y yo y solo yo. Aunque de todas formas mis padres están separados, y vivía con mi padre y la que llamo mi “brujastra”. A mi madre la veía poco, ya que al divorciarse ella se marchó a vivir a otro estado. Al llegar a mi cuarto, veo a una chica de rasgos orientales, y aunque me cuesta, la saludo:



-Hola, soy Beca–.  No recibo respuesta, tan sólo una mirada de desdén por parte de esa chica. ¿Pero quién se ha creído que es? ¡Qué zorra!



Después de instalarme, decido dar una vuelta por el campus, a ver si veo algún club de música, pero no de cualquier cosa, no... De DJs, que es lo que realmente me apasiona y a lo que aspiro ser. Sí, algún día me mudaré a Los Ángeles y me convertiré en una famosísima DJ. Paseando entre los clubes, me doy cuenta de que hay muchísimos más de los que imaginaba. Unos tienen más popularidad que otros. Por ejemplo, el de ajedrez está vacío, y no me extraña. ¿Acaso esperan que haya mucha gente que quiera pasar su tiempo con partiditas de ajedrez? Pff… yo creo que no.



De pronto, veo a dos chicas a mi izquierda, que tienen panfletos en sus manos, y parecen bastante desesperadillas, a decir verdad.



-¡Hola! ¿Te gustaría formar parte de nuestro club? –Pregunta una chica pelirroja con una amplia sonrisa–.  Ah, y, ¿cómo te llamas?

-Beca. ¿De qué es? –Pregunto, algo abrumada, no sé si por el que me haya preguntado directamente o por el hecho de ver a una chica tan guapa hablarme.

-Somos un grupo de cantantes a cappella, cada año participamos para ir a las finales, y necesitamos a chicas para completar el grupo –responde la rubia que está a su lado–.  Cantamos canciones de… -nombra gente que es del año la pera.

-Lo siento, yo no canto.

-Pues vale –la rubia se mosquea. ¡Como si me importara su estúpido grupito de niñatas cantarinas de canciones anticuadas!

-Las audiciones serán mañana a las cinco en el salón de actos, por si cambias de idea –dice la pelirroja.

-Vale –respondo, y enseguida me doy la vuelta. Después, me dirijo a la emisora del campus, para trabajar allí. Pero yo creí que pondría canciones, no que me tocaría ordenar los discos. Además, el otro ayudante está interesado en mí, y aunque es majo, no me gustan los chicos. ¡Que corte el rollo un poco!



Seguí estando algo huraña el resto del día, hasta que, después de clase, me fui a duchar. Fui cantando Titanium de David Guetta, hasta que entré en una de las duchas. Y seguí cantando, porque no había nadie allí para oírme, si no, sería incapaz. Me pone de los nervios estar rodeada de gente, y más que me oigan cantar, es un don que tengo pero que no me apetece compartir con el resto del mundo, al contrario que mi música.

Abrí el grifo. ¡Qué agradable sensación la de sentir el agua caliente recorrer mi cuerpo! Me ayudaba a olvidarme de mis preocupaciones, era como quitarme un peso de encima. Seguí cantando, en voz más alta.

 -¡Lo sabía! –dijo una voz a mis espaldas, lo que me hizo gritar y darme la vuelta bruscamente, se me calló hasta el gel que iba a usar, y mi corazón latió a mil por hora.



-¡¿Qué…!? –iba a replicar, cuando vi que quien estaba ahí era la pelirroja de antes.   ¡Me has asustado! –me fijé en que ella no llevaba nada puesto. Y cuando digo nada, me refiero, literalmente, a nada, y me puse roja, y entonces me di cuenta de que yo tampoco llevaba nada, así que cerré el grifo y me puse la toalla encima como pude –. Estás… estás…

-No me importa, yo no me avergüenzo de  mi cuerpo –dijo, como si nada.

-No me extraña –dije, sin pensar –.  ¡Quiero decir, pareces muy segura de ti misma! –upss, por los pelos. No la iba a decir que era porque estaba buenísima.

-Bueno,  no siempre, pero en fin, mi cuerpo es algo natural, así que no me da vergüenza que me veas.

-Ya… emm… ¿y por qué has venido?

-¡Oh, sí, claro! Ja, ja. Pues porque cantas genial y te necesitamos en el grupo. Yo soy Chloe, por cierto. Y tú Beca, ¿verdad?

-Sí. Pues es que…

-¡Oh, vamos, di que te pasarás por el salón de actos!
-No creo que vaya a hacerlo.

-Pues al menos, cántame un poco más de esa canción.

-No, no puedo –me tapé más con la toalla.

-¡Oh, vamos! No me iré de aquí hasta que cantes –cruzó los brazos.



La miré y no supe si  prefería que así fuera, para poder seguir viéndola o me aterraba la situación y quería que se fuera.

Empecé a cantar el estribillo, y ella asentía, como queriendo decir que le gustaba.



-¡Lo haces genial! Piénsate lo de la audición.

-Bueno, vale, pero no prometo nada.

-Con eso me basta. Y si no vendré a verte a la ducha otra vez como castigo –sentenció con gesto altivo.

-¡¿Quéee?!

-¡Era broma! La próxima vez te toca a ti –guiñó un ojo, sonrió y se fue riéndose por lo bajo. Y me dejó allí con la boca abierta, sin saber si lo último lo dijo en broma o no.



Y por fin llegó el día de la audición. Estuve la noche del día anterior dándole vueltas a si ir o si no. Pero sobre todo, estuve dándole vueltas a lo que me dijo Chloe. Sé que fue una estúpida broma, pero cuando guiñó el ojo sonriendo me quedé sin habla, claramente ella me gusta, y no quiero que me guste. Total, ella seguro que es hetero, y hasta tendrá novio y todo ya. Chicas como ella hay muy pocas, y que encima sean lesbianas, menos aún. Me la tengo que quitar de la cabeza. Y si voy a la audición y me admiten en su grupo, la vería mucho tiempo durante los ensayos, y eso es peor. Pero igual descubro manías suyas o algo que hagan que me guste menos o que deje de gustarme del todo. Y si no, seguro que se me ocurren mezclas mejores para mis canciones si pienso en ella, porque sería como mi musa. ¡Por Dios, no, Beca, no seas patética! ¡Ay, no sé qué hacer! Mejor voy, ya soy lo bastante madura para poder controlar mis emociones. Además, el grupo a cappella tiene que ver más con la música que lo que estoy haciendo yo en la emisora, ordenar cds.



Al final me armo de todo el valor posible y entro por una puerta trasera que da al escenario, en lugar de entrar por la principal y tener que recorrer los asientos, que me da mucho palo. Veo a quien parece ser la última persona que se va  presentar a la prueba, y baja las escaleras. Y también observo una mesa donde hay dos pers… ay... ese cabello rojo es inconfundible… ahí está Chloe, tan bella, con su larga melena suelta y sus preciosos ojos claros. ¡Céntrate, Beca! dice una voz en mi interior. Me siento estúpida pensando esas bobadas sobre alguien que no siente lo mismo.



-¡Oh, esperad, hay alguien más! –exclama Chloe, esperanzada y animada.

-Hola –saludo rápidamente con la mano. No  hay mucha gente, y eso me tranquiliza–.  No me sé esa canción que estaba cantando el resto –digo.

-¡No importa! Canta lo que quieras –responde Chloe, sonando realmente interesada en oírme cantar.



Me acerco a la mesa donde están ella y su compi, la rubia –creo que oí a Chloe llamarla Aubrey –y les pregunto si puedo coger el bote de lápices que hay sobre la mesa.

-Adelante –responde Chloe. Aubrey me mira extrañada. No la culpo, lo que voy a hacer es algo que no todos pueden hacer.



Acto seguido, me siento en el escenario y hago percusión con el bote, logro iniciar un ritmo que me lleva a cantar armoniosamente, y a la gente parece gustarle. Me fijo sobre todo en Chloe, que parece estar bastante impresionada. Y Aubrey aún tiene esa mirada de extrañeza, pero se nota que está flipando.

Cuando termino las pocas personas presentes me aplauden, y yo sonrío tímidamente. Devuelvo el bote, y Aubrey dice:

-Bien, hasta aquí la prueba. En cuanto tengamos a las elegidas, os lo haremos saber.



Todos se fueron, y yo de las primeras, y salí más contenta de lo que esperaba. Salí por la puerta normal esta vez, y me senté, apoyada contra un árbol. Después saqué de mi bandolera mi portátil y mis cascos dispuesta a editar música. Se estaba muy bien sentada en el césped del campus, pues a pesar de no estar sentada con la gente, me gustaba ver a los grupos charlando. Era un buen ambiente. Estaba escuchando Kill the lights de Britney Spears, cuando visualicé a unos cinco metros a Chloe y a un tío.

Están hablando ¿quién podrá ser? No es de mi incumbencia, no ha de importarm… ¡uooo, para el carro, chaval! ¿Pero qué…? ¡No, no, la está besando! ¡Maldición! Vale, se acabó no sé cómo se me ocurrió pensar que podría controlar lo que siento, nadie puede –miro a mi portátil y sigo con lo mío –.  “Let me break the ice…” –suena la siguiente canción de mi lista de reproducción.



-¡Beca! ¡Beca! –alguien le da un golpecito a la diadema de mis auriculares. Levanto la vista. No puede ser.

-¡Hola, no te había visto! –respondo, intentando sonreír, pero creo que se me queda una sonrisa amarga. Aún así, me siento algo feliz, un poquito, al poder tenerla cerca.

-¿Qué estás haciendo?

-Mezclo canciones. Sabes, es que es mi vocación, quiero convertirme en DJ algún día.

-¿Ah, sí? ¿Puedo sentarme?

-Claro –al menos puedo disfrutar de su compañía un rato. Oh, Dios mío, debo de haber pasado a la friendzone. Bueno, y eso ya sin ser ni siquiera amigas.

-¿Me dejas oír alguna de tus mezclas?

-Vale. A ver si te gusta esta –la doy mis auriculares y elijo la canción de Feel so close de Calvin Harris. A ver si pilla la indirecta. ¡Qué demonios, ni que la importase que me guste estar cerca de ella!

-Oye, es buena. ¿Quién es la chica que canta?

-Soy… yo.

-¿En serio? –abre los ojos y sonríe.

-Sí. A veces mezclo mi voz cantando algo diferente a la canción que tengo de base.

-¡Eso es genial! No conocía este talento tuyo.

-Sólo espero que me lleve a algún lado.

-Seguro que llegas lejos.

-No sé… en cuanto termine la carrera, me mudaré a Los Ángeles a intentar hacerme un hueco en ese mundillo.

-Espero que tengas suerte. Ah, por cierto, va a haber una fiesta para los grupos a cappella cuando estén completos. Ya te informaré de dónde y cuándo.

-Pero Chloe, aún no sé si estaré en el grupo.

-Créeme, seguro que estás. Eres genial.

-Gracias… -me pongo un poco roja, no estoy acostumbrada a que me feliciten o digan cosas así.

-¿Ya estás sonrojada otra vez? Te pasa muy a menudo, ¿no? ¿O es porque estoy yo aquí?

-¡¿Quéee?! ¡No, no para nada! –Eso hace que me ruborice aún más, pero intento mantener la calma.

-Ja, ja, era broma. Por cierto, ¿antes estabas preocupada por algo?

-No, ¿por? –sólo por el guaperas imbécil que tiene la suerte de poder besarte.

-Es que… se te veía mosqueada o dolida por algo.

-Ah, pues, no sé. Sería que aún no se me habían pasado los nervios de la audición.

-Aah… vale. Pues entonces me alegro de ser tu antidepresivo.

-¿Cómo?

-Es que ahora estás contenta otra vez. ¡No quieras negarlo! –me mira fijamente y me fijo en las pequitas que tiene cerca de la nariz. ¿Se puede ser más mona?

-Estoy… normal. Aunque es agradable hablar con alguien tan simpática.

-¡Si es que soy más maja! Responde toda chula ella.

-No necesitas abuela, ¿eh?

-Las cosas, claras, y el chocolate espeso.

-Siempre tan segura de ti misma…

-Siempre. Lo que me recuerda… por otra parte me entristece que vinieras a la prueba.

-¿Por qué? –pregunto, intrigada.

-Pues, ya sabes… ya no vendrás a visitarme a la ducha, como te dije que harías como castigo si no venías a la audición. ¿No quieres verme? pues tú te lo pierdes.

-¿Pero lo estás diciendo en serio? –Yo estoy flipando, y una parte de mí piensa que ojalá lo esté diciendo en serio.

-¡Ay, boba, no me hagas caso, que hay veces que se me va la pinza! Ja, ja. ¡Qué carita has puesto!
-No me hace gracia, así no hay quien esté segura de si hablas en serio o no.

-Ya me conocerás –responde, en un tono algo misterioso. Acto seguido, se levanta y se larga.

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